Cuenta la leyenda, que al nacer el rey Lalibela, un enjambre de abejas rodeó su indefenso cuerpo sin causarle daño alguno, como símbolo de que estaba destinado a la divinidad. Por eso su madre exclamó «¡Las abejas saben que será rey!, y llamó al niño Lalibela, que en Agew significa «las abejas reconocen su soberanía». Harbav, el hermano mayor de Lalibela, comenzó a sentirse celoso con  la noticia, y desde entonces empezó a temer por la seguridad de su trono, decidiendo así el asesinato de su hermano menor, ordenando que lo envenenaran. Lalibela cayó en un sueño mortal, pero unos ángeles lo transportaron al cielo donde pudo contemplar un sinfín de construcciones muy singulares y de aspecto divino, de las cuales quedó fascinado. También se reunió con dios, el cual le devolvió a la vida a cambio de que levantase cerca de Roha, la capital de su reino, algunos edificios similares a los que había visto en su sueño. Harbav, también siguiendo las instrucciones divinas, abdicó a favor de su jóven hermano y pidió su perdón. Cuando Lalibela fue coronado, mandó edificar once iglesias monolíticas, que fueron construidas en tan solo 11 años. La leyenda asegura que las obras terminaron en tan poco tiempo gracias a la contribución de los ángeles, que continuaban los trabajos de los hombres por la noche.

Leyenda o no, lo cierto es que hasta día de hoy, los estudiosos aún no han logrado explicar como esas iglesias pudieron construirse en bloques monolíticos con una precisión matemática tan sorprendente para la época, teniendo en cuenta los medios y herramientas con los que se contaban hace más de 11 siglos. Aparte de ser arquitectónicamente únicas, se siguen usando como espacio de culto desde hace siglos. Es el principal lugar de peregrinaje de los cristianos etíopes de todo el país. De hecho, para la construcción del santuario, sus impulsores se inspiraron en las edificaciones de la ciudad de Jerusalén, en la época en que esa población estaba en manos de los musulmanes (Saladino desde 1189)

En el interior de las iglesias, se observa una división tripartita dibujada por pilares, y en todas ellas se conservan piezas de los primeros tiempos del arte cristiano etíope, como esculturas, bellas pinturas murales, ropas reales, pergaminos manuscritos encuadernados en madera, cruces en bronce y oro y muchas otras invaluables antigüedades. Los muros están adornados con magníficas pinturas de estilo bizantino, geométrico o con escenas de la Biblia. Se puede asistir a los cultos que se celebran, y para pasar de una a otra iglesia hay que atravesar túneles abiertos a la luz. (Información sacada del libro ETIOPÍA de Denberu Mekonnen)

Personalmente, de los viajes que he hecho a África, este ha sido para mi el más impresionante. Ver estos increíbles y misteriosos monumentos ha sido como viajar al pasado sentir que el tiempo se hubiera detenido. Pude comprender un poco mejor al ser humano, lo realmente simples que somos, y es que hay veces que simplemente ciertas tradiciones permanecen impecables en el tiempo por que realmente no necesitamos mucho más que unas pocas creencias para seguir adelante, sean religiosas o no, pues este santuario no era solo visitado por cristianos, si no por gente que necesita reunirse con la energía que desprende este lugar para purificarse, pues realmente te sentías como si estuvieras en un trocito de cielo. Sin duda África nunca es lo que parece, y la idea y el concepto que tenemos de ella está muy condicionada por como la cultura occidental nos hace ver este continente. Actualmente, Lalibela se encuentra en una situación difícil, pues en agosto de 2021 fué invadida por los rebeldes de Tigray, provocando la huida de la población a otras regiones. Actualmente, es una guerra olvidada, y la difícil situación geográfica y política de esta zona hace muy difícil la llegada de la ayuda humanitaria.

Medios técnicos usados:

Lumix GH5s

Canon 5D Mark II

GoPro Hero 7

OsmoPocket

Irix 15 mm, Canon 24-105 mm, Sigma 35 mm, adaptador Metabone.

Editado en Davinci Resolve.

Las fotografías han sido tomadas por mi y por mi Padre.